El cambio de estación y las variaciones climáticas del otoño pueden desencadenar y agravar el dolor en las articulaciones. Aquí te explicamos las principales razones:
Descenso de la Temperatura: El frío provoca que los músculos y las articulaciones se contraigan, lo que conduce a rigidez y mayor malestar. Esto es especialmente notable en personas con problemas preexistentes, como la artritis.
Mayor Humedad: La humedad elevada aumenta la sensibilidad en las articulaciones. Los cambios en la presión atmosférica asociados con el clima otoñal pueden empeorar el dolor en las articulaciones, afectando más a quienes padecen enfermedades reumáticas.
Menor Actividad Física: Con el descenso de las temperaturas, es común reducir la actividad física, lo que puede empeorar el dolor articular. Mantenerse activo es clave para la movilidad articular y para evitar la rigidez.
Problemas Crónicos: Aquellos que padecen afecciones como la osteoartritis o la artritis reumatoide tienden a experimentar un incremento del dolor en las articulaciones durante el otoño, debido a los cambios ambientales y el impacto que estos tienen en el cuerpo.