Una de las señales más visibles de un pH corporal desequilibrado son las digestiones pesadas y la hinchazón abdominal después de comer.
Cuando el entorno interno es demasiado ácido, el estómago y los intestinos trabajan con dificultad, ralentizando el vaciado gástrico y provocando gases, malestar o sensación de plenitud incluso con comidas ligeras.
Además, la acidez corporal puede alterar la microbiota intestinal, afectando la absorción de nutrientes y favoreciendo la inflamación digestiva.
Adoptar una dieta con alimentos alcalinos y ácidos en equilibrio, rica en vegetales, frutas frescas y agua mineral, es clave para recuperar la armonía interna.
Consejo: Evita el exceso de carnes rojas, embutidos, azúcares y refrescos; todos ellos acidifican el cuerpo y aumentan la carga digestiva.