Durante la actividad física, el cuerpo pierde una parte importante de sus reservas minerales a través del sudor. El magnesio, en especial, se ve afectado en entrenamientos de alta intensidad o en condiciones de calor, lo que puede disminuir el rendimiento y aumentar el riesgo de lesiones si no se repone adecuadamente. Además, situaciones de estrés físico o mental, como competiciones o sobrecargas de entrenamiento, elevan las necesidades de este nutriente.
Tomar magnesio antes de entrenar puede mejorar significativamente la contracción muscular y optimizar la producción de energía, lo que se traduce en un mejor rendimiento y una mayor resistencia. Después del ejercicio, este mineral resulta fundamental para relajar los músculos, prevenir calambres y facilitar la regeneración del tejido muscular, lo que acelera la recuperación. También contribuye a estabilizar el sistema nervioso y reducir la sensación de fatiga general, ayudando a mantener el equilibrio físico y emocional.